Disfrutemos de las comidas de fin de año con moderación

Los excesos alimentarios pueden causar aumento del colesterol, triglicéridos y de la presión arterial, así como incremento del nivel de glucemia y de peso.

Para muchas personas las fiestas de fin de año son momentos donde todo está permitido a la hora de sentarse a la mesa a comer y olvidan que los excesos calóricos repercuten, no sólo en el peso corporal, sino también en el estado de salud general.

Sobre este punto, la Lic. Claralina Mendoza, nutricionista de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles, advierte que los descuidos festivos pueden afectar negativamente a la salud, sobre todo, la salud cardiovascular; “si no se cuida lo que se come y se bebe, el organismo puede llegar a afrontar numerosas complicaciones: aumentos en el nivel de colesterol y de la presión arterial, al igual que suba de glucemia considerables y una ganancia de kilos para nada saludable”, afirma.

Menciona que durante las fiestas de fin de año se puede llegar a consumir hasta unas 10.000 Kcal (el equivalente calórico de 4 o 5 días) y pesar entre 2 a 4 kilos más debido al exceso en el consumo de grasas e hidratos de carbono y la retención de líquidos como consecuencia de la elevada ingesta de sodio presente en algunos alimentos.

Para evitar riesgos en la salud y descompensaciones metabólicas, la nutricionista recomienda:

No excederse en el consumo de alimentos, principalmente aquellos ricos en grasas saturadas, azúcares simples y el alcohol, ya que todos conllevan al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles.

Personas con enfermedades crónicas deben mantener una alimentación saludable, hidratarse y no interrumpir su tratamiento farmacológico.

Comer a horario es clave. Se desaconseja los ayunos prolongados durante el día, ya que esto llevará a comer con mayor rapidez y compulsividad en la comida siguiente. Realizar las 4 comidas principales al día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) con el fin de disminuir la ansiedad por la comida y prevenir el picoteo entre horas. Preferir desayunos y meriendas livianos a base de frutas frescas y yogures descremados.

Preferir cocciones saludables: al vapor, al horno o a la plancha, y de ser posible, disminuir los platos con grasas saturadas presentes en carnes, embutidos, quesos grasos y productos de pastelería. Optar por pescados y preferir aceites crudos.

Disminuir el consumo de sal y evitar colocar el salero en la mesa. Esto no solo mantendrá a raya la presión arterial de personas hipertensas, también evitará la retención de líquidos en el cuerpo provocada por exceso de alimentos ricos en sodio. Para reducir el consumo de sal en las comidas se sugiere cocinar con hierbas aromáticas y especias, y evitar el uso de aderezos (kétchup, mostaza, mayonesa, salsa golf, salsa de soja), calditos y saborizantes comerciales.