Ante la llegada de la temporada de calor extremo, se recuerda a la ciudadanía los cuidados pertinentes para evitar los golpes de calor. Es importante conocer qué relación tienen las temperaturas superiores a los 36 grados y la salud, para de esa forma resistir las enfermedades, e incluso prevenir muertes por causa de las jornadas muy calurosas.
La primera medida es consumir más agua que de costumbre y no esperar a tener sed. Se recomienda evitar la exposición solar en horas de calor extremo, entre las 10:00 y las 17:00. En esa franja horaria los rayos del sol están más intensos y puede afectar al organismo.
Si es inevitable salir a la calle, aplicar protector solar, utilizar sombrero y anteojos de sol.
Los grupos más vulnerables al calor son los niños, niñas y las personas mayores. Es importante mencionar que, los adultos de 65 años o más tienen menos probabilidad de sentir y reaccionar ante los cambios de temperatura, por lo que deben evitar exponerse al sol y de ser posible permanecer en sitios con acondicionadores de aire.
Ante el intenso calor, es mejor utilizar ropa cómoda, de color claro y suelta, así como ducharse para bajar la temperatura corporal. En el caso de los bebés y niños/as, quienes dependen de otras personas para mantenerse frescos e hidratados, es importante estar pendiente de ellos, brindarles agua constantemente, colocarlos en lugar fresco y con ropa cómoda y de colores claros.
No se debe dejar a bebés o niños/as en un auto estacionado cerrado, ni tampoco dejar a las mascotas, ya que ellos también pueden sufrir enfermedades por calor.
Advertencias para los días de calor
Los calambres musculares pueden ser el primer signo de enfermedad por altas temperaturas y causar agotamiento por golpe de calor, que puede presentarse con sudor abundante, dolor de cabeza, debilidad, piel pálida y fría, pulso rápido o débil, náuseas o vómitos y desmayos. Ante estas manifestaciones, consultar inmediatamente al servicio de salud más cercano.
Los golpes de calor se caracterizan por la alta temperatura corporal, que sobrepasa los 39 °C, piel caliente y enrojecida, pulso rápido y fuerte, además de posible pérdida del conocimiento.
Si una persona presenta estos síntomas, es vital llevarla a un sitio más fresco, bajarle la temperatura aplicando paños fríos o dándole un baño con agua fría.