La alimentación variada y equilibrada, la correcta hidratación, práctica de actividad física y un buen descanso, son claves.
Consumir frutas y verduras todos los días ayuda a mantener la salud y es una estrategia preventiva contra las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión arterial y otras.
Debemos inculcar, desde temprana edad, el hábito saludable de consumir diariamente cinco frutas y verduras de diferentes colores; tres porciones de frutas de estación y dos porciones de verduras. Éstas son fuente importante de vitaminas, minerales, fibra, agua y antioxidantes, que ayudan a reforzar el sistema inmunológico.
Una porción de frutas equivale a una fruta mediana o un puño de la mano, y una de verduras es equivalente a una taza o 1 /2 plato. Las verduras crudas o cocidas deben consumirse todos los días en el almuerzo y la cena.
Siempre que se pueda, es preferible optar por frutas de estación, puesto que son más fáciles de adquirir. En esta época de frío, por ejemplo, se puede consumir pomelo, naranja, mandarina, limón, ciruela, acerola, aguacate, banana, frutilla, entre otras.
Por otra parte, se recomienda evitar las frituras y las preparaciones muy grasosas, es mejor consumir alimentos frescos y saludables. Igualmente, consumir agua de dos a tres litros todos los días, es importante hidratarse correctamente, es decir, no esperar a tener sed para beber agua.
Algunos momentos para consumir agua:
• Al despertarse en la mañana, un vaso (250 ml), puesto que contribuye a activar y limpiar los órganos.
• Antes de comer, un vaso (250 ml), ayuda a la digestión y facilita la asimilación de nutrientes.
• Antes de bañarse, un vaso (250 ml), regula la presión sanguínea.
• Antes, durante y después de realizar actividad física, para reponer líquido y electrolitos.
• Antes de ir a dormir, un vaso (250 ml), ayuda a prevenir calambres musculares en las noches y derrames cerebrales.
Por otra parte, la práctica de actividad física, 30 a 60 minutos todos los días, forma parte de un estilo de vida saludable, la cual debería ser un hábito desde la infancia, y mantenerse a lo largo de la vida.
Además, dormir lo suficiente, al menos ocho horas ininterrumpidas, y tener un buen descanso ayudan a pensar con claridad, a mejorar el estado de ánimo y a mantener el sistema inmune fortalecido. Para lograr un buen descanso, es importante reducir las horas frente a la pantalla (celular, computadoras, TV.).